PASEANDO A MI CIGARRILLO

«La libertad de que disponen los fumadores de cigarros en el restaurante neoyorquino Elaine´s y otros cuantos restaurantes – decía el periodista y escritor norteamericano Gay Talese – no desmiente el hecho de que el cigarro es cada vez menos un placer portátil; y, en mi opinión, éste es apenas uno de los síntomas de los crecientes neopuritanismo y negativismo que tienen sofocada a la nación con sus códigos de corrección y han conducido a una mayor desconfianza entre los sexos y finalmente han reducido, en nombre de la salud, la virtud y la equidad, las opciones y los placeres que, en cantidades moderadas, antaño eran generalmente tenidos por naturales y normales.

«Cuando América no está librando una guerra, el deseo puritano de castigar al prójimo tiene que desfogarse en casa«, explicaba hace años la escritora Joyce Carol Oates, refiriéndose a la censura literaria. Pero esto se aplica a las restricciones de todo tipo, incluidos los actuales edictos contra mi humilde cigarro…, de cuyo humo brota todas las noches mi paranoia, que no se esfuma ni cuando le doy la última fumada y arrojo a la calle la colilla, indicándoles a los perros que el paseo al aire libre de por las noches ha tocado a su fin».

Yo no he fumado prácticamente nunca, pero cuando leo la defensa de Gay Talese en «Paseando a mi cigarro» , dentro de «Retratos y encuentros» (Alfaguara), pienso que, cigarro o cigarrillo, sirven igual como motivo y como tema. Ahora, con las nuevas medidas adoptadas, el cigarrillo pasea buscando enseguida el pasillo del aire, colándose por las rendijas de la atmósfera y marcha absolutamente decidido porque va anhelante, porque ya no puede más y deja con la boca abierta los diálogos de todas las reuniones y escapa por la primera puerta que encuentra, la primera puerta de la pausa, o crea él la pausa misma y la abre de par en par, precipitándose a fumar compulsivamente a la terraza o al parque. La diminuta lumbre del cigarrillo va siempre delante del hombre y de la mujer con su brote de  pequeña luz encendida, le guía por los escondrijos de la ruta y le lleva hasta el aire libre donde por fín, con el humo, el portador del cigarrillo podrá felizmente respirar.

(Imágenes: 1.-Humphrey  Bogart.-i12ben.tumblr.com-/2.-Fritz Lang.- avizora.com)

3 comentarios en “PASEANDO A MI CIGARRILLO

  1. Muchisimas gracias a ud. Es un honor para mi que una persona tan lucida me visite… (Mi ordenador no sabe poner tildes, yo si, no se vaya a creer)…
    La blogesfera tiene esa magia… Y nos hace estos maravillosos regalos…

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